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La personificación de los números

Es un tipo de personificación ordinal-lingüística


La personificación de los números, junto con la de las letras, es uno de los tipos más comunes de personificación ordinal-lingüística. Al ver o pensar en los números –habitualmente los de una sola cifra, pero en algunos casos los números más altos también– cada uno se percibe con género, personalidad, apariencia física, gustos, profesión, pasatiempos, relaciones familiares o de amistad, enemistad, enamoramiento y matrimonio e incluso tienen su propia ropa y accesorios. Los rasgos de personificación pueden ser pocos y básicos (solo el género y/o un rasgo muy simple de personalidad como bueno o malo) o pueden llegar a ser tremendamente complejos, con mucha información biográfica. Puede haber también una respuesta emocional de amor u odio hacia cada número.

 

Los atributos de cada número emergen en la infancia, probablemente al aprender los números como una serie de conceptos abstractos, y son consistentes durante toda la vida.

 

La personificación ordinal-lingüística se considera un tipo de sinestesia, aunque estrictamente no cumple con todos los requisitos para serlo (es un concurrente figurativo mientras la sinestesia suele ser abstracta, y parece que se da también a veces en personas no sinestésicas (aquí y aquí hay unos estudios -en inglés- que hablan de su posible prevalencia en personas con y sin sinestesia).


La mayoría de los sinéstetas que personifican los números también lo hacen con las letras, y muchos de ellos también personifican otras series o secuencias de conceptos, como por ejemplo series de objetos domésticos: muebles, cubiertos... También es frecuente que la personificación ordinal-lingüística coexista con la sinestesia grafema-color, o sea que los números no solo tienen personalidad y apariencia humana sino también cada uno su propio color.


(Imagen: Exocomics)


Puede crear dificultades con las matemáticas

Algunas personas con este tipo de sinestesia tienen problemas a la hora de resolver problemas matemáticos, ya que las personalidades entran en conflicto y les impide concentrarse en la tarea entre manos. Hay personas que no quieren colocar dos números juntos si no se soportan, por ejemplo, o les desagrada hacer ciertas ecuaciones porque no quieren hacerle daño a un número simpático. Y si la misma persona también tiene grafema-color y los colores que resultan de las operaciones matemáticas no son consecuentes ni lógicos – 3 (verde) + 6 (amarillo) = 9 (azul) – la cosa se complica todavía más.


Aquí hay algunas descripciones hechas por personas con este tipo de sinestesia:

“2468 son masculinos
13579 son femeninos

1 es un bebe y es blanco o azul
2 es un niño de esa misma edad y es rojo
3 es una niña de 7 años inteligente, tipo Lisa Simpson y es amarilla
4 es como su hermano gemelo pero más aventurero y travieso y es rojo también
5 es la hermana mayor, estudiosa, ayuda en su casa y esta enamorada de 6.
(Este grupo son de clase media)

6 es un chico guapo y rico pero buena persona y se enamora de la 5
7 es la novia del 6, es creida, prepotente, de buena familia y odia a la 5
8 es como el papá de ellos, ejecutivo pero un poco relajado
9 es la mamá y esposa del 8, pero es algo clasista y odia a la otra familia
10 es el abuelo de estos y es quien aconseja al 6.
(Este grupo son de clase alta)”

(Fuente: un comentario en la revista online Supercurioso, 2017.)


“El 8 es el abuelo de todos. Eso esta claro. El 9 es un jovencito un poco rebelde, pero que en el fondo tiene buen corazón, no así el 7, que además de ser bastante rebelde, tiene una mala idea que no puede con ella. Supongo que es obvio que el 2 es el "chico para todo" de los números. Te vale pa un roto como pa un descosio.

(…)

Bueno, el 5. Este es el papá de todos. Siempre tan regular, a pesar de ser tan primo. ¿No es acaso hermosa la tabla del 5? Es un buen ejemplo para todos los números. El 1 es un numero con personalidad escasa. Vale para todo, y apenas cambia nada. Lo que se dice un pringao. Si el 5 es el padre, el 6 es la madre. Juntos en la escala natural, como el Rey y la Reina están juntos en el ajedrez. El 6 es un personaje bondadoso aunque claro, también sabe imponerse cuando se necesita.

Evidentemente, las combinaciones a partir del 10 también tienen personalidad, pero normalmente son una mera combinación de las personalidades que lo conforman. Excepto quizás el 13 (el gran incomprendido) y el 17 (el mas hijoputa de los números).”

 

“El 3 es remolón, vagoneta, somnoliento, y aunque lo digo en masculino porque es "el" 3, hay que tener en cuenta de que es femenino, al igual que el 5. El 5 es un hermoooooso número. Muy femenino, atractivo, agradable, divertido. La escala del 5 obviamente hereda sus personalidad. El 9 no es que sea soberbio, pero tiene ese aire de clase alta que sin convertirlo en malo lo hace sofisticado. El 2 es inteligentísimo y con mucho sentido común. El 8 es bonachón, de corazón grande. El 1 es totalmente insulso, apático y antisocial. El 6 es experimentado y confiable. El 7 es bastante distante y tiene un toque de soberbia o apatía, no se sabe bien. El 4 tiene algo del 2 y del 6, pero es más frágil.”

(Fuente: entrada y comentario en el blog “El poney pisador”, 2004.)


Ejemplos de problemas con las matemáticas y percepción de relaciones entre números:

“Tenía –y tengo– problemas con el cálculo mental, porque unos nombres me parecen más “maduros” que otros y los confundo con números más altos. El 4 me parece más maduro que el 6, por ejemplo, y eso me ralentiza y me confunde”.

(Fuente: Este comentario en la plataforma de debate online Reddit/Sinestesia. 2020. Original en inglés.)


“El número 6294… El 6 y el 2 están envueltos en una conversación profunda y filosófica. El 9 tiene muchas ganas de participar en la conversación, pero el 6 y el 2 ni se dan cuenta de que está allí. Y el 4 está enamorado del 9 y quiere hablar con él, pero el 9 está demasiado ocupado intentando entrar en la conversación entre el 6 y el 2.”

(Fuente: perdida, leído en 2017. Original en inglés.)

 

¿Los números pueden ser un concurrente sinestésico, o solo un inductor?

Es frecuente que los números sean el estímulo (inductor) que dé lugar a una percepción sinestésica (concurrente). Sin embargo, los números no son un concurrente sinestésico por derecho propio. Sí que puede ocurrir que algunos sinéstetas hagan una asociación bastante automática entre las características que asocian con un número y las que perciben en ciertas cosas y personas, considerando por consiguiente que alguien “es un 6" o "es igual que un 6”, por ejemplo.

“Un savant sinestésico contemporáneo, Daniel Tammet, ve a David Letterman (¿Numberman?) como el número 117: alto, larguirucho, un poco tambaleante.”

(Fuente: Daniel Tammet, citado en la revista online Propagandum.)

 

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