La sinestesia es una característica neurológica que posee
aproximadamente un 4% de la población general.
En estas personas, percibir un cierto estímulo (sensorial o
conceptual) involuntariamente y consistentemente produce una segunda experiencia
perceptiva, típicamente a través de otro sentido diferente.
Hay numerosos tipos de sinestesia, y la persona sinestésica (que
se llama también sinésteta) habitualmente tiene varios diferentes.
El tipo más frecuente es la sinestesia de secuencias coloreadas,
donde los elementos que forman parte de secuencias de conceptos aprendidos como
las letras, los números, los días de la semana o los meses dan lugar a una
percepción de color. La sinestesia grafema-color, donde cada letra y/o número se
asocia con su correspondiente color, es el tipo más frecuente de las
sinestesias de secuencias coloreadas. Aproximadamente un 60% de las personas
con sinestesia tienen este tipo.
La sinestesia auditivo-visual es otro tipo relativamente
frecuente, ya que quizás un tercio de los sinéstetas la tienen. Estas son las
personas que “ven la música”, o sea que los sonidos, timbres, notas musicales
etc. provocan experiencias de percepción visual. Hay muchos tipos de sinestesia
auditivo-visual diferentes: mientras unos ven o sienten un color diferente al
oír cada nota musical, otros tienen percepciones sinestésicas en respuesta al
sonido de cada instrumento musical, visualizando por ejemplo figuras
geométricas diferentes, mientras para otros sinéstetas los sonidos generales
que oyen en su día a día tienen color, forma, posición y movimiento. En
realidad, cada caso es ligeramente diferente.
También relativamente frecuente es la sinestesia de secuencia
espacial, que incluye entre otros subtipos la sinestesia del calendario, donde
el concepto de unidades temporales – horas del día, días de la semana, meses,
años, décadas, etc. – se percibe visualmente en una especie de mapa mental
alrededor del sujeto, siempre en el mismo lugar relativo.
Otros tipos de sinestesia claramente involucran dos sentidos
diferentes, como por ejemplo la sinestesia olfativo-visual, donde diferentes
olores dan lugar a percepciones visuales (colores y/o formas), o la
auditivo-táctil, en la que oír ciertos sonidos (los de diferentes instrumentos
musicales, por ejemplo) crea consistentemente sensaciones táctiles en partes
específicas del cuerpo.
Algunos
sinéstetas ven sus colores u otros concurrentes sinestésicos físicamente en el
espacio real, mientras otros (la gran mayoría) los perciben solo en la
mente. Al primer tipo de sinésteta se le llama un proyector o se dice que tiene sinestesia proyectiva, y el segundo tipo es un asociador o tiene sinestesia asociativa. En ambos casos el concurrente visual que se ve o percibe se
llama un fotismo.
Con la sinestesia siempre hay un inductor y un concurrente. El
inductor es el estímulo concreto que da lugar a la experiencia sinestésica, por
ejemplo oír una cierta nota musical, y el concurrente es la percepción
adicional que se produce, por ejemplo tener la sensación del color azul oscuro
cuando se oye esa nota en concreto. Otras características de la sinestesia son
que las experiencias son conscientes, involuntarias o automáticas,
idiosincráticas (los mismos inductores dan lugar a concurrentes diferentes en
cada sinésteta), consistentes y memorables, y suelen ser agradables: la inmensa
mayoría de los sinéstetas disfrutan de su manera de percibir el mundo. También
es cierto que su forma de percibir les parece absolutamente normal y a veces se
sorprenden profundamente cuando se dan cuenta de que la mayoría de las personas
no ven el mundo como lo hacen ellos. Huelga decir que muchos no tienen ni idea
de que poseen sinestesia. Pero nunca es tarde para darse cuenta y el “momento
eureka” puede venir a cualquier edad.
¿La sinestesia se nace o se hace? Se nace. Es una característica hereditaria y a menudo las personas sinestésicas saben de otros miembros familiares que también lo son. En 2018 se identificaron algunos de los genes responsables del fenómeno, aunque parece ser que son varios diferentes, la mayoría todavía desconocidos. También es cierto que no todas las personas que tienen estos genes los expresan, con lo cual hay hasta casos de gemelos idénticos donde uno de ellos tiene sinestesia y el otro no. También hay personas con mucha disposición sinestésica – con un gran número de tipos, manifestados fuertemente – y otras con poca, que tienen un solo tipo o dos y con experiencias nada invasivas. La sinestesia es algo más común entre las personas en el espectro autista (se ha estimado que su frecuencia es de un 4% entre la población general pero del 15%-20% entre éstas últimas). Hasta hace unos 15 años se pensaba que era mucho más común en mujeres que hombres, pero los estudios rigurosos modernos han desmentido esta teoría, encontrando que su frecuencia es igual en ambos sexos. Otra teoría que se ha desmentido es la incidencia más alta de zurdos entre las personas sinestésicas: ahora sabemos que no es el caso, aunque sí parece haber más frecuencia (aún siendo minoría) de personas ambidiestras o de lateralidad cruzada que en la población general.
En cuanto a la
base neurológica de la sinestesia, las principales teorías que se han propuesto
son 1. la teoría de la activación cruzada y la “poda neuronal” (Ramachandran y
Hubbard, 2001), 2. la teoría de la retroalimentación desinhibida (Neufeld et
al., 2012) y, más recientemente, 3. el modelo de resonancia estocástica
(Lalwani y Brang, 2019). No se ha
demostrado de manera concluyente cuál sería la base definitiva, y se sigue investigando. En esta página hay una breve descripción de cada teoría, con enlaces a los
estudios originales.
En esta web solo hablamos de la sinestesia congénita, que se tiene
toda la vida y resulta de la expresión de sus genes, aunque también existe lo
que se puede llamar una sinestesia inducida o adquirida, que produce
experiencias similares (pero no iguales) y puede ser causado por lesión cerebral
o el uso de las drogas, principalmente los alucinógenos, entre otras causas más
infrecuentes.
Aunque los primeros estudios sobre estos fenómenos se remontan a
principios del siglo diecinueve es solo desde los años 1990 que ha empezado a
haber mucha investigación y mucho más conocimiento de la sinestesia por parte
de la población general. Algunos investigadores importantes son Richard
Cytowic, Vilyanur Ramachandran, Sean Day, Julia Simner, Jamie Ward, Simon Baron-Cohen, Lawrence
Marks, David Eagleman o Anton Dorso, entre otros. En España también hay investigación: la
Universidad de Granada, por ejemplo, es activa en el estudio de la sinestesia y
desde 2005 la Fundación Artecittà organiza un congreso bienal que tiene lugar
en España o en otros países.
Última actualización de esta página: 02 mayo 2021
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