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La misofonía



Primero hay que aclarar que la misofonía no es un tipo de sinestesia, aunque al tener algunas aspectos en común hay personas que se hacen la pregunta de si lo es, o incluso la incluyen bajo esa definición. Es una condición neurofisiológica, un trastorno de la percepción auditiva que afecta a personas con y sin sinestesia (se ha estimado que entre un 15% y un 20% de la población general puede tener misofonía moderada o severa, y hasta un 37% síntomas leves). Es posible que la versión más severa sea algo más frecuente en los individuos que tienen sinestesia, especialmente los que tienen tipos relacionados con el sonido y la música, aunque no hay cifras que aclaren si esto es verdad y hasta qué punto. En todo caso, a pesar de que tiene algunos aspectos en común, tiene importantes diferencias que evidencian que no es un tipo de sinestesia.


Aquí hay unas definiciones/descripciones de esta patología:

“La misofonía, también llamada síndrome selectivo de sensibilidad al sonido, es una afección poco conocida que literalmente significa “odio al sonido”. Las personas con misofonía reaccionan de manera extrema y a menudo emocional a ciertos sonidos “desencadenantes”. Las reacciones van desde la molestia, la huida o incluso la ira, con algunos individuos arremetiendo violentamente.”

(De la versión en español de la página web Disciplied: Lo que debe saber sobre la misofonía.)

“Al escuchar estos sonidos la persona con misofonía suele mostrar agresividad, ansiedad, ganas de huir de la situación, miedo, pero la ira y la agresividad son emociones muy características de las personas que sufren misofonía.

Las personas con misofonía suelen aparecer a los demás como personas malhumoradas e irritables y esto se debe a que vive en constante estado de alerta para evitar los ruidos que le rodean y que son de lo más normales. (…) Verdaderamente supone no solo un problema para la persona a la que se diagnostica misofonía, sino para las personas más cercanas.”

(De la revista online “Psicología”.)

Algunos de los sonidos más comunes que provocan esta respuesta son sonidos hechos con la boca (masticar o sorber, por ejemplo), otros sonidos que emanan de las personas como la respiración pesada, los bostezos, silbar o tararear, y otros como por ejemplo el cliqueteo de un bolígrafo, el ladrido de un perro o cualquier sonido repetitivo que es difícil evitar.

Parece haber una base genética ya que es más común entre miembros de una misma familia. Empieza a manifestarse casi siempre a los 10-12 años.

Desgraciadamente no tiene cura; lo más eficaz es alejarse de los sonidos desencadenantes y evitar obsesionarse, escuchar ruido blanco para enmascararlos o aprender a controlar la ira (y la ansiedad si es el caso), aunque este último no ataca el problema de raíz. Sin embargo, hay estudios de investigación que apuntan a posibilidades futuras muy prometedoras. Aunque todavía hay poco material disponible, hay referencias al uso de técnicas que incluyen la terapia cognitiva conductual, el contracondicionamiento y otros tratamientos como el mindfulness y la aceptación o la terapia conductual dialéctica con los que se parece haber conseguido algún éxito. Para más información, ver la página 27 de este excelente trabajo de investigación (en inglés).

Algunos “misófonos” también tienen una afección relacionada que se llama la misokinesia, donde el desencadenante es visual en vez de auditiva. Tienen una reacción de ira y odio al ver movimientos repetidos o innecesarios: ver de reojo a alguien dar golpecitos con el pie constantemente, por ejemplo, o ver a alguien jugar con su pelo por aburrimiento.

 

Similitudes y diferencias entre la misofonía y la sinestesia:

SIMILITUDES: Hay un inductor (ciertos sonidos) y un concurrente (una reacción emocional). Es consciente, involuntario y consistente, y tiene una importancia emocional.

DIFERENCIAS: No es idiosincrático (la reacción emocional es la misma en todos los misófonos); los síntomas de la misofonía se presentan casi siempre alrededor los 10-12 años de edad mientras la sinestesia es presente desde una edad muy temprana; la misofonía afecta a un porcentaje de la población mucho mayor que la población sinestésica; es dudoso que la emoción en sí sea un concurrente sinestésico; la misofonía es una patología, o en todo caso es siempre desagradable, lo que no es el caso con la sinestesia, que tiende a ser agradable, placentera y “correcta” por naturaleza.

 

Enlaces para saber más sobre la misofonía:

Disciplied: Lo que debe saber sobre la misofonía

Un buen artículo general en el blog Desafía tu mente de la RTVE.

SoQuiet: esta página está en inglés pero contiene muchísimos enlaces a sitios con información sobre todos los aspectos de esta condición.

Misophonia: a scoping review of research (Potgieter et al., Nottingham University, Reino Unido, 2019). Un estudio excepcional (en inglés) sobre el estado del arte en la investigación de la misofonía, con gran cantidad de definiciones, explicaciones e información científica y investigativa y con pistas para encontrar más.

Grupo de Facebook “Misofonía: Sensibilidad Selectivo al Sonido” (España)


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